Ayudelo a Aceptar un NO

Ayúdelo a aceptar un NO
A lo largo de la vida muchas cosas no resultan como uno espera. Eso conviene aprenderlo desde chicos y no hay otros instructores que los padres. Permitirles frustrarse y enseñarles a salir airosos, es una de las misiones de esta etapa. Por Luz Edwards / ledwards@hacerfamilia.net Nadie puede impedir que los padres dejen que el niño haga lo que quiera en su casa. Pero ese mismo niño tarde o temprano va a entrar a un jardín infantil donde va a haber normas, adultos nuevos, otros niños, y ¿qué va a pasar con él? Luego, al entrar a básica, el escenario vuelve cambiar; aumenta el número de alumnos por curso, las reglas son más estrictas, los profesores son menos flexibles y cariñosos. “El niño que no sabe adaptarse lo pasa mal. Por eso hay que prepararlos desde chicos mostrándoles que no todo va a ser a su manera”, aconseja la psicóloga Sandra Oltra de la Clínica Alemana y el Hospital Calvo Mackenna. Cada año un niño distinto En esta etapa, la manera en que el niño ve el mundo va cambiando con cada hito del desarrollo. Eso implica que los padres deben ir adecuando también la forma de relacionarse con él. “Deben comprenderlo y no angustiarse, sino verle el lado fascinante. Cuando es chico le dices que prenda o apague la televisión, y a lo más alega un rato y se le quita. Pero cuando ya entra al colegio, a los 5 ó 6 años, empieza a socializar y a tener más normas y límites que cumplir. Muchas veces se empieza a rebelar a ellas, y eso es natural, pero debemos guiarlo”, dice la psicóloga Sandra Oltra. El niño aprende… lo que le enseñan Algunos niños hacen caso de inmediato y otros, en cambio, pareciera que fueran sordos. Unos aceptan con tranquilidad una negativa, y otro hacen un escándalo. Esas diferencias corresponden a rasgos de los temperamentos, pero no sólo a eso: no todo es “a la suerte de la olla” con los hijos. En la mayoría de los casos el manejo de los padres es un factor determinante en la conducta del niño y su modo de percibir la realidad. Así, uno que no acepta una desaprobación de la profesora, probablemente tenga padres que le han hecho creer que sus deseos son órdenes. Sandra Oltra observa que a los padres se les olvida que los niños llegan al mundo sin saber nada de él y que su primera fuente de conocimientos es la relación con sus papás. “No tiene cómo aprender otra cosa, él no lee libros ni comenta con otros niños sus vivencias”, grafica la especialista. Qué hacer con la frustración La tarea de los padres no es evitar que el niño se enoje cuando le dicen que no, sino guiarlos en qué hacer luego de ese sentimiento. “La frustración es un estímulo que puede dar pie a una abanico de conductas, a toda edad. Por ejemplo, cuando a un adulto lo ofenden, le da rabia, por supuesto. Y luego debe elegir si pegarle a la otra persona, decirle un insulto de vuelta, irse con un portazo, pedirle explicaciones tranquilamente, irse a pensar a otro lugar… Cada uno elige”, explica la especialista. El momento del “no” o del malestar ante algo que no le parece bien al niño, es una instancia educativa muy importante. De cómo lo manejen los padres, dependerá que eso signifique una desgracia o una derrota, o que se lo tome con liviandad y tengan cabida otras alternativas. Hay niños con escasa tolerancia a la frustración, que desafían permanentemente, son mandones, y ellos necesitan una dedicación mayor de los papás. Habrá momentos en que den ganas de tirar la esponja, pero conviene intentar que sea lo menos seguido posible, pues ser consistentes es la mejor herramienta educativa. Al contrario, dar un castigo y luego quitarlo, retar y después consolar arrepentidos, sólo confunde al niño y no le permite aprender que sus actos tienen consecuencias claras de las cuales es responsable. HF Tres máximas 1. No abusar de los consejos: Los esfuerzos de los padres deben estar puestos en conocer al niño más que en evaluarlo o intentar asociarlo con clasificaciones de manuales de crianza. La pataleta de “tu” hijo, por ejemplo, puede verse igual a la de otro niño o calzar perfecto con la que describe un libro, pero los motivos tal vez sean distintos. La mente de los padres debe estar más llena de datos del propio hijo que de consejos. 2. Nunca soltar las riendas: Aunque el caballo sea enorme, el jinete es siempre el jinete. Lo mismo sucede en la relación de los padres con los hijos. 3. Risas hoy, llanto para mañana: Sobre todo para los papás y mamás que trabajan, es difícil llegar por fin a la casa a poner límites al niño. Pero si queremos darles herramientas para el futuro, vale la pena un poco menos de regaloneo, aunque nos dé pena en el momento.

2 comentarios:

Caro el Tambo dijo...

Excelente publicacion, es un tema para todos, nosotros lo leemos en familia y luego lo comentamos en la iglesia.
gracias a todos los tios, muy buenos profesionales.

Anónimo dijo...

que fomeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee soy unna alumna jajjjjajaaaaaaaaaaaaaajjjajajajajajajajajajajaj

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